Karen Campos Vera es Bióloga con Msc. en Fisiología y Producción Vegetal. Actualmente hace clases de agroecología y taller de huertas en la Escuela Especial Peumayen, Lampa.
¿Habías participado antes en una huerta comunitaria?
Participé previamente en la construcción de una huerta comunitaria en la sede de la junta de vecinos de la Villa Los Hidalgos en Buin.
¿Qué has aprendido durante los meses de trabajo? ¿qué es lo que más te ha gustado?
Trabajar en las huertas ha sido un proceso personalmente muy sanador, la relación con la tierra y las plantas es algo que disfruto mucho. Es un trabajo que al inicio es duro, porque picar tierra, cavar hoyos, martillar, mover sacos, etc… puede ser muy agotador, pero luego es un trabajo de paciencia, observación y mucho cuidado. Por otro lado, las relaciones humanas que se dan en una huerta con personas muy diferentes, de distintas edades y nacionalidades, han sido parte de un proceso muy enriquecedor, aprender de diferentes experiencias, problemas, alegrías, intereses… y más que nada el compartir la vida cotidiana ha sido un gran aprendizaje.
Lo que más me gusta es el proceso… por que muchos tienen la sensación de que las plantas son seres vivos tan inmóviles, pero cambian tan rápido… de una semana a otra puedes tener flores y a la siguiente frutos, y a la siguiente muchos insectos. El trabajo en la huerta es un proceso de constante cambio y sorpresas, y eso tiene un impacto positivo en todos quienes van aportando en su cuidado.
¿Cuál crees que es el aporte que las huertas tienen en los niños y sus familias?
Es curioso ver que, en general, hay poca relación y consciencia respecto al origen de nuestros alimentos. La huerta en sí, y el aprender a cultivar algo que después tu te vas a comer, es algo mágico. Al final del proceso, ves la cara de orgullo y alegría de todos cuando llega el momento de cosechar algo que ellos mismos cuidaron con tanto cariño y por lo que trabajaron bastante.
Por otro lado, hacemos una fuerte intervención respecto de tomar consciencia sobre el cuidado del medioambiente en general, de nuestra flora nativa, del cuidado del agua, el reciclaje y el compostaje, y de como cada uno de nosotros es responsable de generar cambios en el día a día.
¿Qué es lo que rescatas, a nivel comunitario, del trabajo en la huerta?
Principalmente, las huertas funcionan como un aula abierta, donde todos pueden aprender de todos. Tratamos siempre de recolectar los saberes previos y sumar a eso algo de conocimiento nuevo para poner en práctica, es parte de los acuerdos de convivencia que tratamos de establecer al iniciar el proceso. Las huertas son un espacio de encuentro, de trabajo en equipo, de compartir vivencias, un espacio para reír y también para comer rico. Creo que para todos lo más difícil termina siendo trabajar bajo un contexto de tolerancia, por que todos tenemos diferencias de opiniones y visiones, también se comenten errores o aveces las cosas no resultan como esperamos, pero el trabajo en la huerta es una herramienta que permite trabajar esos aspectos comunitarios de gran relevancia.
¿Qué esperas de la huerta?
Principalmente, que los integrantes sean niños, adultos, adultos mayores, extranjeros, vecinos, compañeros o amigos ….lo pasen bien y aprendan un poquito más sobre como cultivar nuestros propios alimentos.