● Modelos de relacionamiento que fortalecen a las comunidades y aumentan su resiliencia.
● Un punto de encuentro con la naturaleza, posibilitando la implementación de prácticas amigables con el medio ambiente.
● Mayor acceso a alimentos saludables, aunque el presupuesto familiar destinado a alimentación sea bajo.
● Recuperación de conocimientos sobre técnicas de agricultura y alimentación.
● Una mejora en la experiencia de vida en la ciudad. Investigadores de la Universidad de Exeter estudiaron por 18 años datos de casi 10.000 ciudadanos de áreas urbanas del Reino Unido, descubriendo que cuando los espacios verdes aumentaban dentro de un radio de 4 kms., el bienestar general aumentaba en un 2% y los trastornos psicológicos caían en un 4%.
● Recuperación y transformación de espacios a través del desarrollo de huertas.
● Menos delincuencia. Un estudio del Departamento de Geografía y Estudios Urbanos de Temple University, EE.UU., demostró que los barrios más verdes tienen una tasa significativamente menor de delincuencia. Según los expertos, esto se explica porque los espacios verdes incentivan a las personas a pasar más tiempo al aire libre de manera social y eso desalienta el crimen. Además, las plantas tiene un efecto terapéutico. La vegetación disminuye la fatiga mental y sus síntomas asociados, como la irritabilidad y la disminución del control de impulsos, ambos considerados precursores de la violencia.
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